En las XXXII Jornadas Flamencas de Fuenlabrada con un concieto triple: Rancapino Chico, Gema Caballero y Rafael Riqueni. Alonso Núñez Fernández, “Rancapino Chico”, fue el encargado de dar comienzo a la velada.
La última vez que Rancapino Chico cantó en Madrid, pudimos verle en el Auditorio Centro Cibeles el 4 enero de 2016 dentro del ciclo “Flamenco de Año Nuevo en Madrid”. Dejó el listón muy alto y a una audiencia muy satisfecha.
El Teatro Tomás y Valiente de Fuenlabrada, se ha presentado junto al guitarrista Antonio Higuero y a los encargados del compás, José Rubichi y Manuel Cantarote.
Pero Alonso ha comenzado “a capela”, solemne, sin acompañamiento ninguno,
entonando una Toná al estilo de Luis de Lebrija (“¿De qué me sirve que
mis amigos, me saquen a mí a pasear, si luego vuelvo yo a mi
casa, y yo me pongo a pensar?”), seguida de un Martinete y una
Debla de Tomás Pavón (“En el barrio de Triana ya no hay pluma ni tintero
para escribirle yo a mi mare, que hace tres años que no la veo“).
Ya con acompañamiento de guitarra de su habitual y eficaz compañero, Antonio
Higuero, nos ha cantado por Soleá y unas Malagueñas con letra de Manolo
Caracol:
“Porque nunca había llorao
de temple doble es mi pecho
y ahora lloro como lloran los niños
porque no tengo yo a mi lao
a quien quiero con cariño“.
Posteriormente se escuchó cantar por Fandangos (“Todavía es mayor tu condena“, que ya cantó su padre en su primer disco, “El hombre del campo” y ya de pie al frente del escenario “En el cementerio“).
El final de su actuación fue por bulerías, entre las que hemos escuchado las populares “Es mi cuerpo una custodia” y las camaroneras “Ná es eterno“.
Excelente noche de Rancapino Chico, manejando con maestría los tiempos, ofreciendo un repertorio variado y bien ejecutado y dejando muestra, una vez más, de que no sólo tiene futuro, sino ya un brillante presente.