Trío de ases Flamencos en el Auditorio Nacional de Madrid

Trio de Ases Flamencos

Este memorable concierto se realizó en abril de 2016, dentro del ciclo “Andalucía Flamenca“, pudimos disfrutar en el Auditorio Nacional de Madrid de un recital de cante flamenco con un cartel de lujo: Jesús MéndezJosé Valencia y Antonio Reyes.

El flamenco ha dado grandes tardes al Auditorio Nacional de Madrid durante esta temporada 2015/2016 y éste concierto no fue una excepción. Tres de los mejores cantaores del momento ofrecieron una breve muestra de su cante en una Sala de Cámara llena de un público entusiasta que les recibió con alborozo desde el primer momento.

En el caso que nos ocupa, el orden de los factores no altera el producto, pues cada uno de ellos podía haber encabezado perfectamente un recital en solitario.

Los tres optaron por una estructura similar: comienzo por soleá, otro cante a continuación (seguiriya o, en el caso de Antonio Reyes, tangos) y un cierre por bulerías, culminando su actuación cantando sin ayuda del micrófono, directamente al público del auditorio.

Eso sí, cada uno le dio su aire. Jesús Méndez comenzó con una soleá por bulerías con sabor a Jerez, siguió con unas seguiriyas con mucho sabor al cante de Manuel Torre y terminó por bulerías, culminando su actuación de pie, sin micro, derrochando potencia de voz y marcándose unos pasitos de baile que hicieron las delicias de los asistentes. La guitarra de Manuel Valenciasonó magistral, profunda y sabia. Un poco acelerada en ocasiones, tratando de meter más notas de las que a veces pedía el momento, pero siempre aportando musicalidad y buen gusto.

José Valencia hizo un recital muy pegado a su tierra, Lebrija. En la soleá se acordó de la Serneta, de Alcalá y cerró con el cambio de Juaniquí. Su seguiriya fue más viva, como hace tiempo se hacía en los tabancos. Ya antes de empezar el tema le marcó a Juan Requena, su guitarrista, el ritmo chasqueando los dedos como diciendo “lo quiero así de rápido”. Nos ofreció un buen ramillete de letras propias de las seguiriyas de Lebrija, de Tomás el Nitri, de Curro el Dulce y del Loco Mateo. Su interpretación vocal fue de tal generosidad, intensidad y amplitud en los tercios que arrancó más de una ovación. Y para rematar, unas bulerías de Lebrija, la mayor parte de ellas, interpretadas de pie, fuera del micrófono y llenando con su voz el auditorio.

Y por último, Antonio Reyes llegó con ganas de entregarse a más no poder, como dijo él mismo. Estuvo acompañado por Diego Amaya a la guitarra, que gustó mucho y fue muy aplaudido. Antonio no pretendió competir en volumen de voz, ya que lo suyo es otra cosa, su apuesta es la flamencura, el sabor ancestral de sus cantes, la voz personal que cautiva al público. Y lo consiguió, comenzando por soleá y terminanado por bulerías, como los demás, pero incluyendo entre medias unos tangos. Fue el único que pudo hacer un bis, por fandangos, también de pie al borde del escenario.

La experiencia, en cuanto a calidad musical, fue impecable, pero con sólo tres temas por cantaor no les da tiempo a calentar del todo la voz, obliga a repetir formatos y nos dejó con la sensación de que nos ponían la miel en los labios pero sin dejarnos saborearla. Además, el esperado bis a tres voces o algún tipo de colaboración entre artistas no se llegó a producir.